Se ha acabado el período navideño y el quehacer vuelve al ritmo cotidiano. Una mirada atenta a lo sucedido permite confirmar la tendencia. La fiesta de Navidad conmemora el nacimiento de Jesús. Su contenido es profundamente religioso. Su mensaje, humano y universal. En torno a esta festividad, se vinculan tradiciones tales como pesebres, villancicos, adornos, regalos, tió, luces… La nueva estrategia, diseñada hace unas décadas, no busca un enfrentamiento rupturista, sino conservar el envase vaciándolo de su contenido. El cambio es sutil y efectivo.