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Leemos en la segunda lectura de este domingo el proemio de la primera carta de Pablo a los Corintios (1 Cor 1,1-3). Pablo se presenta como apóstol a la comunidad de Corinto. Tradicionalmente tendemos a identificar a los apóstoles con los 12 seguidores escogidos por Jesús para llevar a término su proyecto, pero, con facilidad, uno se da cuenta de que la condición de apóstol es aplicable a otros de sus seguidores. En primer lugar, las listas de los elegidos en los sinópticos no son coincidentes (Mt 10,1-4; Mc 3,13-18; Lc 6,12-15). El Tadeo que aparece en las listas de Mateo y Marcos, en la lista de Lucas es Judas hijo de Juan. La no coincidencia de nombres abre a pensar en un grupo superior a 12 personas. Bernabé y Pablo son considerados apóstoles Ac 14,14. A veces Pablo habla de apóstoles en plural sin referirse a los 12 (1 Co 4,9; 1 Tes 2,7). En la lista de carismas de 1 Co 12,28 la dirección de las comunidades es encomendada a apóstoles que aparecen junto a los profetas y maestros, lo cual da a pensar que ser apóstol no se limita al grupo de los 12. Si Ignacio, obispo de Siria, renuncia a impartir directrices como los apóstoles (Ig Tr 3,3) significa que se considera como uno de ellos. Apóstol significa, pues, lo que significa el término: enviado y en los primeros tiempos del cristianismo adquirirá una importancia especial el que el apóstol es el enviado a fundar comunidades. En la plenitud de su sentido Pablo es apóstol con toda propiedad.

Pablo es un elegido. Este hecho lo situa en sintonía con todos los grandes personajes del Antiguo Testamento que son escogidos: Abraham (Gn12,1-3), Moisés (Ex 3,4-10), Josué (Js1,1-9), Samuel ( 1Sa 3,1-21), Isaías (Is 6,1-13), Jeremías (Jr 1,4-10), Ezequiel (Ez 2,1-3) y también con los seguidores de Jesús que de una manera manifiesta han sido escogidos para llevar a cabo su mensaje (Juan, María, Pedro, Andrés, Juan y Santiago, Leví). El hecho de ser elegido y ser apóstol debe servir para dar solidez y garantía de veracidad a la enseñanza que Pablo desarrollará a lo largo de la carta.

"En la iglesia de Dios que está en Corinto". La palabra "ekklesia" proviene del verbo "kaleo" que significa llamar. Los griegos usaban esta palabra para hablar de las reuniones de personas que previamente habían sido convocadas. Los cristianos se valieron de esta palabra para designar las reuniones de los grupos de seguidores de Jesús. Seguramente se inspiró en la traducción griega de la Biblia hebrea que usa "ekklesía" para traducir la palabra "qahal" que significa la congregación de Israel.
La mayoría de veces el término es usado en el Nuevo Testamento en un sentido local. Pero en este texto se ve como Pablo intuye que entre las diferentes iglesias hay unos elementos comunes o puntos de unión (la invocación conjunta del nombre del Señor) que permiten pensar en la unidad existente entre las diferentes comunidades. Poco a poco esto irá reforzándose la idea de una gran iglesia y posteriormente surgirá el concepto de iglesia universal.

"Santificados en Jesucristo, llamados a ser santos". La santidad es una cualidad exclusiva de Dios. El ser humano, creado a imagen de Dios y amado por Él debe responder a ese amor intentando vivir la misma santidad de Dios. "Sed santos, porque yo soy santo" dirá repetidamente el libro del Levítico (11,44; 19,2). El concepto de santidad conlleva la idea de separación: son santas o consagradas aquellas personas o cosas que, proviniendo del ámbito profano, pasan a ser posesión exclusiva de Dios. Pablo, a partir de esta teología que él conoce muy bien, establece una comparación: si Israel es el pueblo separado de los otros pueblos a fin de que sea posesión de Dios (Lv 20,26) ahora son los seguidores de Jesús los que lo han de ser. Los cristianos han sido llamados a separarse del mundo pagano entregado al culto a los dioses de las religiones griega y romana e inmerso en una moralidad nada edificante. El cristiano es llamado a abandonar el mundo pecador para poder entrar en una relación con Dios que el regenere y lo realice como persona. Esto el cristiano, ser humano como es, no puede hacerlo con sus propias fuerzas, por eso Pablo dice: "habéis sido santificados en Jesucristo" Jesús es el único que hace posible vivir la misma santidad de Dios.

Domingo 2º durante el año 15 de Enero de 2017

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