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El texto del evangelio, tal como lo presentan los antiguos códices, no está repleto de títulos, introducciones, separaciones, capítulos y versículos, tal como aparece en nuestras modernas ediciones. Esto permite ver en el texto del evangelio de este domingo (Mc 6,1-6) una estrecha conexión con el episodio anterior, leído en el Evangelio del pasado domingo. Del hecho de que Jesús ha resucitado la hija de Jairo, se deduce que ha dejado la sinagoga, vivificada por la presencia de la comunidad cristiana, en condiciones de aceptar su mensaje. Estas expectativas no llegarán a buen fin. Pronto se podrá comprobar cuando Jesús se presente en la sinagoga de Nazaret y experimente el rechazo de los sus conciudadanos. Será la tercera y última vez que Jesús comparezca a una sinagoga en sábado y siempre que lo ha hecho (1,21-28 y 3,1-6) ha acontecido algún evento significativo.

Esta vez Jesús experimentará la ancestral rechazo de Israel a los profetas. En la oposición de los habitantes de Nazaret hay que ver una resistencia que sobrepasa la resistencia de una pequeña población de Israel; conecta con el texto de Juan que dice: "Ha venido a su casa y los suyos no la recibieron" (Jn 1,11). Los habitantes de Nazaret no niegan la sabiduría de Jesús, pero no admiten que esta sabiduría pueda venir de Dios. El problema está en el origen; el desconcierto nace de confrontar un esquema que tienen bien asumido, según el cual el sabio viene de Dios, con la realidad histórica y palpable de Jesús que se presenta ante ellos. Este rechazo precede el rechazo de Juan Bautista explicitado en la narración de su muerte (6,14-29) y alerta y prepara a los discípulos que serán enviados (6,7-12) y que también experimentarán el rechazo.

Las objeciones de los habitantes de Nazaret ocupan un gran espacio en el texto de la lectura que nos ocupa (2b-3a). Intensificando los rasgos humanos que definen la persona de Jesús se quiere desacreditar el origen divino de su hacer y actuar. Las objeciones tienen un acentuado tono de desprecio. Lo es el hecho de calificar Jesús hijo de María y no hijo de José, como sería habitual en aquel tiempo. El oficio de Jesús, "tekton" que incluye el oficio de carpintero y muchos otros oficios artesanos, recuerda la oposición que Sir 38,31-33 establece entre un artesano y un escriba de tal manera que es del todo imposible que un artesano pueda realizar las tareas de un escriba.

El plato fuerte de la lectura dice: "Y no fueron capaces de aceptarlo"; Otras versiones dicen "Y se escandalizaban de él" (v 3b). Escandalizar hace referencia a algo que lleva a caer en una trampa. Es el obstáculo que desvía, estorba. Jesús es un obstáculo para sus conciudadanos para que rompe los estereotipos marcados por el origen geográfico, la familia, el trabajo. Todo lo que determina lo que uno es no vale en el caso de Jesús porque su procedencia es de Dios.

En calificarlo de artesano (v.3), los habitantes de Nazaret contraponen Jesús al escriba y sitúan su enseñanza en la tradición sapiencial. Pero Jesús se presenta como un profeta, porque en la tradición judía la vocación y misión del profeta no se heredan por vía de familia o condición social, ni se adquieren por el aprendizaje.

Jesús se sorprende que no tengan fe (v6). Esta extrañeza contrasta con la de los habitantes de Nazaret (v.2). No puede hacer ningún milagro porque no tienen la fe que han tenido la mujer con pérdidas de sangre y Jairo. Si no hay aceptación de Jesús no puede haber milagro. El milagro necesita la apertura de la persona hacia Jesús. Por bueno que sea el aparato, si no hay cobertura no se puede hablar por teléfono. La suerte fue que el cierre no fue total, algunos fueron curados por Jesús.

Domingo 14 durante el año. 5 de Julio de 2015

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